Los diarios no hablan de uno mismo. Cuanto más profundamente desciendes a los castillos interiores, más hermosas salas blancas visitas, mirando los frescos maravillosos de iconos en los prójimos que adoras, más necesario se hace el diario, ya no puedes vivir sin él... El diario verdadero sale fuera de los límites de la vida habitual y del día de hoy. El autorverdadero se dirige a un interlocutor reencorpulacional, que está al otro lado, en la Atlántida marina o en un planeta desconocido, donde habita el alma. O a la esfera llamada el Reino Celestial, donde permanecen cuatro de los cinco componentes del alma inmortal..