ESCUIN,NACHO
Olifante honra a Escuín y Escuín honra a Olifante. Le conocí en los inicios de la revista universitaria Eclipse (Zaragoza) que dirigía, recién nacido el siglo XXI. Infatigable activista cultural, generoso organizador de ediciones. Desde Ejercicios espirituales a Nadar hasta la orilla Escuín abraza la realidad existencial anestesiándola: paso del tiempo, amor, desamor, tierra, agua, fuego, mundo, amistad; lo cotidiano entrañable: el Real Zaragoza (le recuerdo entusiasmado, como un poseso, en su casa zaragozana, en Monzón
), café, cigarrillos, bizcochos. Intenta la salvación de las crisis afectivas mediante brazadas que le liberen del naufragio, mediante abrazos suplicatorios y agradecedores de cariño. Escuín es un poeta peligrosamente enamorado, que tiende al conflicto por la pasión -en especial al sufrimiento-. Aquí desborda su sensualidad: pensar en tu piel / como las páginas de un libro, y el poder de la evocación: me ha agitado tu voz como el viento a los pinos. Estética de sencillez e inmediatez lírica. Y la no renuncia a la felicidad: Haremos un nuevo refugio.
Tributo
RESPIRACIÓN
Lleva el deslumbramiento a la ceguera.
Ya no te veo pero estoy mirándote
por las calles del cielo,
donde copos de miel
descienden con el sol.
¡Qué viva está tu vida!
¡Qué viva está mi muerte!
Mi pecho es una lápida,
mi espalda es otra lápida:
entre las dos hay bullas.
Toda vida es ciega respiración.
Respiro el aire que respiras tú.
Y si muero a tu lado resucitaré.
Ángel Guinda