El adverbio "contra" que introduce este libro ha de
leerse no solamente desde su acepción más común, la del
enfrentamiento y la ofensiva, sino también desde la que
designa la solidez del soporte. Muros que hemos
levantado para sostenernos, defendernos o protegernos
pero que, cuando cobran solidez, nos impiden ver al otro
lado, traspasar el ámbito conocido y aprender otras
maneras de relacionarnos con las cosas.