NAVARRO-VALLS, RAFAEL
La presidencia de Estados Unidos y el papado son fuentes inagotablesde reflexión y acontecimientos. Cuando hablamos del presidentenorteamericano como «hombre más poderoso del mundo», no hay queolvidar las reglas del circo político en que actúa. Los miedos a larealeza y tiranía que los primeros inmigrantes europeos sufrieron ensus carnes, llevó a elaborar un sistema de Gobierno rodeado decontrapoderes. El chascarrillo político que circula por Washington deque «la única decisión que el presidente puede tomar solo es la de iral baño», ilustra sus condicionamientos, no solo por el sistema depoderosos consejeros que lo rodean, sino también en el planolegislativo.Si hablamos de los sucesores de San Pedro, la intervención delEspíritu Santo en el cónclave que elige a un pontífice se opera através de complejos mecanismos en los que se entrecruzan las virtudes, las actuaciones y las pasiones humanas. Una vez elegido, la carga que pesa sobre él es aún mayor -aunque de distinta índole- que la que secierne sobre un presidente. De repente, caen sobre él 1329 millones de católicos con multitud de matices y vertientes.En es