BÉRIOU, JEAN-YVES
Un relato poblado por animales amistosos y familiares. (
) Y más allá: un hibridismo de los tres reinos: «A cada cual su reino animal». Entonces, todo cobraría el tono de un canto chamánico, pero tampoco es así. Los modos de la voz son muy diversos: evocativo, exclamativo, narrativo, una crónica; otras veces es una carta amorosa, otras un conjuro, otras una indagación (como el informe limpio de un viajero). La nominalización más objetiva enfrentada a la voz de un «incendiario altivo», poseído por una «cólera melancólica» (Albarracin), una hybris, embriaguez, en el carnaval del mundo.
(del epílogo de Ildefonso Rodríguez)