ANRUBIA APARICI, ENRIQUE
Saber las cosas, saber de las cosas, no es suficiente. La era de la información es ya un hecho, pues sabemos y sabemos mucho más lo que creíamos. Nos conocemos a nosotros mismos mejor, llevamos una enciclopedia cargada y actualizada en una pantalla móvil que es de todo menos un simple teléfono. La psique está amaestrada en terapias ?hechas por uno o hechas por otros?, tenemos vidas que son perfiles, hemos inventado más deportes que en ninguna época histórica y tenemos máquinas en habitaciones con espejos sobre las que corremos hacia ningún lugar. Sabemos más, pero no es suficiente. Dicho con el famoso verso de Eliot: '¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?'. Hace casi cien años, en su célebre El mundo de ayer, Stephan Zweig señalaba que el cambio de siglo, su siglo, poseía una característica que muchos pensadores pasaron entonces por alto: 'La generación entera decidió hacerse más juvenil, todo el mundo, al contrario del mundo de mis padres, estaba orgulloso de ser joven' . Se afeitaron las barbas en señal de