WADE,DAVID
El gran despertar de la ciencia y del arte que ahora conocemos como Renacimiento se inspiró y cobró impulso a partir de las traducciones de textos de la Antigüedad clásica. Florencia, con el filósofo neoplatónico Marsilio Ficino (1433-1499) como figura destacada, se convirtió en el centro de este gran movimiento humanista.
A medida que este material se hizo más asequible, se produjo una explosión de interés entre artistas de toda Italia, que empezaron a aplicarlo con gran efecto en su obra. Entre sus máximos exponentes podemos citar a Masaccio, Piero della Francesca, Leonardo da Vinci, Paolo Uccello y Luca Pacioli. Más adelante, este interés se extendió a los artistas alemanes, en particular Alberto Durero, Hieronymus Rodler, Augustin Hirschvogel y Heinrich Lautensack. Posteriormente se desarrolló una nueva industria: la impresión y venta de diseños de figuras geométricas de artistas como Wenzel Jamnitzer y Lorenz Stöer.
La pureza de la geometría hace de ella una fuente de inspiración. Para los pitagóricos, y más adelante para Platón, poseía un trasfondo religioso y, gracias a su contribución al pensamiento occidental, ha conservado esta asociación a lo sobrenatural.