MORCILLO MORENO, JUANA
Comprar ropa en una tienda online, pagar con tarjeta o, simplemente, controlar dónde para el autobús son actividades cotidianas que para las que no solemos tener dificultad. Sin embargo, para las personas con discapacidad pueden convertirse en una odisea: una web inaccesible dificulta la compra online, un terminal de pago sin lector de pantalla complica el pago con tarjeta o la falta de anuncios verbales de las paradas pueden entorpecer el uso del transporte público. Aunque ya se dispone de la tecnología y conocimientos para eliminar estas barreras, la mayoría de dispositivos son inaccesibles. La accesibilidad universal es un principio transversal de todas las políticas públicas, pues beneficia no solo a las personas con discapacidad, sino también a otras que, por determinadas circunstancias (vejez, idioma, caída, etc.) pueden necesitar un entorno digital adaptado.