LACALLE NORIEGA, MARÍA
Lo jurídico y el hombre se hallan estrechamente vinculados. Es más, se exigen recíprocamente. Por eso la pregunta sobre la persona y su naturaleza es el punto de partida para comprender el fenómeno del Derecho. Una correcta comprensión de la persona es básica para el Derecho. Pero la pregunta antropológica no la puede responder el Derecho. Esa pregunta la responde la Filosofía. El jurista debe extraer las consecuencias jurídicas pertinentes.
Lo cierto es que todo se juega en la persona: la persona es el principio, el centro y el fin de todas las instituciones sociales y, por supuesto, del Derecho, y el mayor peligro que existe es que el ordenamiento jurídico se edifique sobre una concepción falsa o incompleta de la persona.