GARCIA-MERCADAL,FERNANDO
La Monarquía y los emblemas políticos despliegan una función estabilizadora y conservadora de las instituciones y de la realidad social. Los reyes, las banderas, escudos, himnos, fiestas oficiales, premios y distinciones, y demás signos fundantes de la cultura, refuerzan el imaginario colectivo, dando coherencia interna a la actividad de los órganos de gobierno y ofreciendo a los ciudadanos una sensación consoladora de protección, armonía y continuidad.Esta apreciación es cada vez más compartida por juristas y científicos sociales, que no dudan en resaltar el valor ordenador de los rituales y dramatizaciones en la vida política.