DIEGO MARÍN BARNUEVO FABO
La percepción de que existen interferencias políticas en la Justicia es evidente. Basta echar un vistazo a los medios de comunicación cuando hablan de jueces 'conservadores' y 'progresistas' (como si fueran diputados), de las 'puertas giratorias' desde la Justicia a la política y viceversa sin el más mínimo freno, de los nombramientos para altos cargos de amigos o afines, o, sin ánimo exhaustivo, del 'reparto de cuotas' entre el partido del Gobierno y la oposición para asaltar y controlar el CGPJ, convertido desde hace más de treinta años en una franquicia del poder político. De estas patologías no solo es responsable una partitocracia insaciable en su voraz apetito por dominar el poder judicial, también hay algunos jueces dispuestos a colaborar como actores secundarios -aunque sea de buena fe- con el sistema enfermo, de manera que lo alientan y apuntalan.