PÉREZ LUÑO, ANTONIO ENRIQUE
No parece lícito dudar que las Facultades de Derecho y los Colegios de Abogados, para el cumplimiento cabal de su misión, deben propiciar el conocimiento del Derecho positivo, en el caso de las primeras, así como la habilitación para el ejercicio profesional, en lo que concierne a los segundos. La formación de los abogados y abogadas no se agota, sin embargo, con el mero conocimiento de las fuentes legales y de los procedimientos adecuados para aplicarlas. Esa preparación jurídica debe hallarse siempre presidida por un constante e insoslayable compromiso moral. De la realización de ese compromiso depende la importante función que incumbe a la Abogacía para el logro pleno de la justicia en el Estado de Derecho. Es también condición indispensable para la leal y eficaz defensa de los derechos e intereses de los ciudadanos y el propio prestigio del estamento de la Abogacía ante la opinión pública de las sociedades democráticas.
La exposición de las principales cuestione deontológicas que incumben a la Abogacía ha impulsado nuestro propósito al elaborar esta obra. Su razón de ser se ha cifrado en un doble designio: ofrecer un marco de orientación sobre las fuentes normativas y las aportaciones doctrinales, así como unas reflexiones críticas sobre cuestiones deontológicas básicas y promover la inquietud ética entre quienes estudian derecho, entre quienes, ya graduados, se aprestan al ejercicio de la Abogacía y, también, entre aquellos que desarrollan ese ejercicio profesional.
