PUENTE PÉREZ, CORAL
Coral.
Si quieres saber quién es Coral, este es el lugar y el momento.
Conozco a Coral desde siempre. De hecho, nos divertimos mucho, nos amamos, nos casamos, tuvimos dos hijos, nos peleamos, nos divorciamos, nos hicimos amigos
La vida.
No conozco a nadie que se asombre locamente con la belleza como ella. Se entusiasma tanto con algo hermoso que lo proclama con ahínco; le mete a uno por los ojos lo que siente y no se queda tranquila hasta que su interlocutor se rinde y termina sintiendo lo mismo.
Lo mismo no: eso es imposible.
Que nadie busque otra cosa en sus escritos: Coral escribe por placer (y sobre todo por necesidad), por el placer y la necesidad de explicar con palabras hermosas su mundo mágico, ansioso, nervioso
Y casi lo consigue en estas páginas. Digo casi porque yo, que la conozco, sé que lo que tiene dentro es todavía muchísimo más y es imposible que quepa en un solo libro.
Está condenada a volver a escribir.
Está condenada a seguir escribiendo y a morir escribiendo.
Está condenada a contarnos mucho más de ese mundo suyo tan especial.
Espero que cumpla con su obligación y siga haciéndonos ver brujas, duendes y héroes míticos donde los demás mortales solo vemos mediocridad. Que nos enseñe lugares fantásticos donde nosotros vemos páramos decadentes.
Al final uno se queda con las ganas de llegar a casa después del trabajo y volver a asomarse un rato todos los días a ese mundo suyo tan especial (y así tener algo con lo que soñar al acostarse).
GRACIAS POR ESTE NUEVO PARTO TAN MARAVILLOSO Y SEGURO QUE DOLOROSO.
Gracias, Coral.
Bernardino Robles Fernández