BATALLER GRAU, JUAN
abitual nos muestra que, más allá del Código de comercio, la Ley de contrato de seguro de 1980 es la norma con más años de vigencia. Ciertamente, su tenor no es exactamente el original, pero también lo es que, salvo unas pocas reformas circunscritas a algunos preceptos, su sustancia ha permanecido inalterada desde su promulgación.
En tan prolongada existencia no ha estado exenta de tentaciones reformistas. Es más, la obsesión por lo novedoso se ha ido incrementando con el paso de los años. Así se ha demostrado en la anterior legislatura (2008-2012) donde se aprobaron distintos borradores e incluso dos Anteproyectos de Ley. Sin embargo, por diversas razones, que no vienen ahora al caso, la Ley ha conseguido mantener su vigencia.
A nadie escapa la enorme transcendencia que la jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo tiene en la actualidad a la hora de su certera interpretación. Más de 30 años de aplicación de una ley no es algo que deba ni pueda pasar desapercibido. Aún más si nos estamos refiriendo al contrato de seguro, cuya natural tendencia hacia el recurso a los órganos jurisdiccionales, ha originado numerosas resoluciones judiciales.
Esta obra responde a la necesidad de actualizar la anterior obra sobre el mismo tema publicada en 1999. Más de una década ha acontecido desde su publicación, por lo que era preciso incluir tanto un importante número de sentencias como la evolución de la doctrina jurisprudencial sentada en esta última década que impiden defender interpretaciones que ya han sido superadas. Baste mencionar la conocida doctrina del doble tramo en la aplicación de los intereses de demora del art. 20 de la Ley de contrato de seguro o la restricción al ámbito de aplicación del art. 38 de la Ley de contrato de seguro para constatar esta afirmación.
La intención de esta obra no difiere de la que presidió la elaboración de su precedente: ofrecer una rigurosa, sintética y sistemática visión de la abundante jurisprudencia del Tribunal Supremo relativa al contrato de seguro, ordenada precepto a precepto. En la actualidad cualquiera tiene acceso a bases de datos donde se pueden lograr rápidamente sentencias de nuestro Alto Tribunal. Por consiguiente, una obra sobre jurisprudencia no puede ser un mero prontuario, pues quedaría desbancada por la última actualización de la base de datos.
30 Juan Bataller Grau, Josefina Boquera Matarredona y Jesús Olavarría Iglesia
Por ello el libro que ahora ve la luz trata de ofrecer tres valores que
difícilmente logrará la mejor de las bases de datos. En primer lugar, cada
artículo de la Ley abre con una breve introducción donde el autor señala
cuáles han sido las líneas jurisprudenciales más significativas, así como
aquellas sentencias que por su singularidad merecen ser destacadas. De
este modo, el lector puede ilustrarse en unas breves líneas y situarse rápidamente
en la doctrina jurisprudencia sobre cada precepto de la Ley
de contrato de seguro. En segundo lugar, la jurisprudencia aparece de la
manera más resumida posible, evitando el mero acopio. Así pues las sentencias
se recogen en la mayoría de las ocasiones con un mero encabezado,
cuya lectura permite al lector conocer la doctrina emanada de la sentencia
en unas breves líneas. Únicamente en aquellas resoluciones que por su
transcendencia lo requieren, se ha optado por transcribir literalmente su
argumentación. Esta labor de síntesis, estimamos que resulta especialmente
útil en aquellos preceptos que en mayor medida han ocupado a nuestros
magistrados. En tercer lugar, se ha procedido a la ordenación sistemática
de la jurisprudencia dentro de cada artículo de la Ley, lo que nuevamente
facilita su utilización.
Finalmente, el libro ofrece dos índices que agilizarán su consulta. El
primero, da cuenta pormenorizada de los diferentes epígrafes en los que
dentro de cada precepto se ha ordenado la jurisprudencia. El último ofrece
una ordenación por voces que permite la búsqueda más allá del conocimiento
de los preceptos de la Ley de contrato de seguro.
En Valencia, a 21 de marzo de 2013
Juan Bataller Josefina Boquera Jesus Olavarría
Grau Matarredona Iglesia
