SANCHEZ GARCIA, LUZ
La revolución de la Inteligencia Artificial (IA), en sus diferentes manifestaciones -sistemas expertos, redes neuronales, sistemas híbridos inteligentes, etc.,- trae consigo numerosos progresos tecnológicos. Si bien esta tecnología hasta ahora ha sido utilizada fundamentalmente como herramienta para agilizar tareas ejecutadas por el ser humano, en la actualidad se comienza a hablar de la «Artificial Invention Age», una era en la que la colaboración entre humanos y máquinas se convierte en un punto clave, encargándose los primeros de detectar el problema y concretarlo y las segundas de generar, simular y evaluar posibles soluciones. De hecho, ya es una certeza que los sistemas de IA avanzados son capaces de alcanzar resultados innovadores e impredecibles de una manera independiente y autónoma, sin seguir instrucción humana alguna, pudiéndose advertir ya en la actualidad invenciones realizadas por Agentes Inteligentes Artificiales (AIAs). Así, los AIAs dejan de ser meros instrumentos al servicio del ser humano para convertirse en los verdaderos protagonistas del proceso inventivo o, como mínimo, en entes esenciales para llegar a resultados patentables.