NUÑEZ ZORRILLA MARI CARMEN
Que los moldes de la tutela (como mecanismo de protección del incapacitado que se articula sobre la base de la representación) y la curatela (como vehículo de simple asistencia sin representación) continúan sin dar el resultado apetecido por el legislador estatal, es algo indiscutible. Demasiada rigidez y excesivo procedimentalismo conllevan una escasez irritante de medios para la protección de las personas mayores, en una época en la que la esperanza de vida se ha elevado de modo muy notable, pero sin que esa mayor esperanza conlleve necesariamente una mejora en la calidad de vida.