ELENA BOLDO PASCUA
El aire que respiramos contiene un cóctel de agentes nocivos en forma de gases, vapores y partículas en suspensión. Aunque algunos de estos contaminantes atmosféricos son de origen natural (las erupciones volcánicas, el polvo sahariano o el polen), aquellos producidos por la actividad humana suelen ser más peligrosos y se podrían controlar; como el tráfico, que es el principal responsable del deterioro de la calidad del aire en las ciudades.