DIEGO ZALBIDEA GONZÁLEZ
La rendición de cuentas es una institución tan antigua como la escritura e incluso anterior. La Iglesia la adoptó en su ordenamiento jurídico como un modo de ayudar a los administradores a cumplir fielmente su misión. No es solo un control. Es parte del servicio que la autoridad presta a los administradores para llevar a cabo su tarea con la diligencia de un buen padre de familia. La trasparencia es parte de la rendición de cuentas. No se basa en la sospecha. Es el esfuerzo de la Iglesia por dejar pasar la luz de Cristo a través de sus recursos y de su dimensión más material. Los efectos que producen en el Pueblo de Dios son abundantes: corresponsabilidad, agradecimiento, compromiso y un impulso evangelizador renovado que no repara en gastos para llevar la luz del Evangelio hasta la última periferia.