RIOFRIO MARTINEZ-VILLALBA, JUAN CARLOS
Esta obra trata el tema jurídico desde la perspectiva más abstracta, más última, más final: la de la metafísica o filosofía primera, como la denominaba Aristóteles. Por lo mismo, podría ser, perfectamente, el primer capítulo de todo libro de filosofía del derecho, aquel que delimita los conceptos primigenios de la ciencia: qué es el derecho, cuáles son sus fuentes, cómo nace, cómo cambia
qué tipo de orden tiene el ordenamiento jurídico, si acaso goza de alguna unidad, un fin, unos principios
si está conformado por bloques normativos, si caben las ficciones
Estos y otros muchos temas se abordan utilizando nociones clásicas, aplicando una metodología que rara vez se ha aplicado con tanto rigor al derecho.
Estamos ante una genuina obra de metafísica, que rescata para el derecho los grandes conceptos de esta ciencia. Sin embargo, no se trata en absoluto de una mera reproducción de escritos o teorías pasadas. Por el contrario, el texto es sumamente original en sus planteamientos y recoge la mejor doctrina de todas las épocas: desde Cicerón, Gelio, Ulpiano, Vitoria, Suárez, Soto, pasando por Rousseau, Hobbes, Pufendorf, Tomasio, Wolff, hasta llegar a Ihering, Radbruch, Rorty, Ross, Hart, MacCormick, Dworkin, y a muchos otros autores actuales. De hecho, la construcción de la teoría de la pirámide invertida quizá la más famosa de Riofrío no parece sino un desarrollo muy avanzado de la teoría del ordenamiento escalonado normalmente conocida como pirámide jurídica de Kelsen y
Merkl; la nueva tesis integra los aciertos del positivismo contemporáneo con el racionalismo moderno, con los clásicos y hasta con los postulados medulares del más tradicional iusnaturalismo. La teoría muestra una espléndida síntesis del pensamiento jurídico.
Otro desarrollo que ha causado asombro es el de las fuentes del derecho, que se multiplican de una manera extraordinaria bajo el análisis tetracausal: junto a la ley, la cultura, las concepciones jurídicas, la prudencia, la opinión de los doctores, el boletín oficial, los hechos jurídicos, la analogía y la epiqueya, los fines humanos y muchas otras cosas llegan a considerarse fuente del derecho. Todo esto se consigue, fundamentalmente, trayendo los viejos conceptos griegos de ser y potencia al campo jurídico. Así como en el mundo antiguo ambos sirvieron para solucionar grandes aporías, hoy este estudio se sirve de ellas para descifrar las más intrincadas cuestiones del derecho.