VARIOS AUTORES
La transformación que la organización de los estudios universitarios ha experimentado en los últimos años, ha supuesto, entre otros cambios, que la innovación docente ocupe un espacio esencial en los procesos formativos del profesorado universitario. No obstante, el interés por implementar nuevas técnicas y experiencias en el ámbito de la educación superior ciertamente no es algo nuevo.
Para quienes consideramos un privilegio poder acompañar al alumnado en su trayectoria formativa, la inquietud por mejorar las herramientas docentes ha sido una constante desde hace décadas. Bien es cierto que en este primer momento, las prácticas innovadoras se desarrollaban en clase de una manera mucho menos institucionalizada. La implementación de los Proyectos de Innovación Docente nos ha permitido plasmar negro sobre blanco todas esas iniciativas que hemos venido poniendo en práctica a lo largo de nuestra trayectoria universitaria, al tiempo que han propiciado que efectuemos una labor de selección y sistematización de técnicas docentes novedosas. El hecho de que las propuestas de innovación docente hayan de someterse a un proceso de evaluación externa por parte de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación, nos ha permitido crecer en esta materia, aprendiendo a deslindar los aspectos más relevantes en los que debemos incidir.